Poemas para mamá | Regalo para mamá
Un poema para niños mayores que quieren celebrar a su madre con estos hermosos versos. Acompañado de este poema, un bonito lienzo con una foto impresa de ti y tu querida mamá sería el regalo perfecto para el Día de la Madre.
Enseñarás
Enseñarás a volar…pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar…pero no soñarán tus sueños.
Enseñarás a vivir…pero no vivirán tu vida.
Enseñarás a cantar…pero no cantarán tu canción.
Enseñarás a pensar…pero no pensarán como tú.
Pero sabrás que cada vez que ellos vuelen, sueñen, vivan, canten y piensen…
¡Estará en ellos la semilla del camino enseñado y aprendido!
¡Madre tú eres la mejor!
Madre, tú eres la dulzura,
tus manos son la ternura,
que nos brinda protección.
Es la sonrisa tu esencia,
que marca la diferencia
al entregarnos amor.
Nos entibia tu mirada
y la paciencia es tu aliada,
esforzada en tu labor.
¡Tantas noches de desvelo!
tanta lágrima y pañuelo
¡para darnos lo mejor!
Tantas horas dedicadas
con sonrisas dibujadas
para hamacar mi soñar.
Entre besos, entre abrazos
fuiste creando los lazos
porque tú eres ejemplar.
Las manos de mi madre
Manos las de mi madre, tan acariciadoras, tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras. ¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman, las que todo prodigan y nada me reclaman!
¡Las que por aliviarme de dudas y querellas, me sacan las espinas y se las clavan en ellas!
Madre
Eres tú la luz de mi existir,
faro sin igual en mi vivir.
Eres tú canción de amor,
que brota en flor,
no se podrá nunca medir tu corazón.
Madre como tú nadie jamás,
mi dulce quietud tú lo serás,
y por eso madrecita,
hoy te vengo a decir
esta oración que lleva
en ella mi gratitud.
Palabras a mi Madre
No las grandes verdades yo te pregunto, que No las contestarías; solamente investigo Sí, cuando me gestaste, fue la luna testigo, Por los oscuros patios en flor, paseándose. Y sí, cuando en tu seno de fervores latinos, Yo escuchando dormía, un ronco mar sonoro Te adormeció las noches, y miraste en el oro Del crepúsculo, hundirse los pájaros marinos. Porque mi alma es toda fantástica, viajera Y la envuelve una nube de locura ligera Cuando la luna nueva sube al cielo azulino. Y gusta si el mar abre sus fuertes pebeteros. Arrullada en un claro cantar de marineros Mirar las grandes aves que pasan sin destino.
Madre mía
Cuando los ojos a la vida abría, al comenzar mi terrenal carrera, la hermosa luz que vi por vez primera fue la luz de tus ojos, ¡madre mía!.
Y hoy que, siguiendo mi escarpada vía, espesas sombras hallo por doquiera, la luz de tu mirada placentera ilumina mi senda todavía.
Mírame, ¡oh madre!, en la postrera hora, cuando a las sombras de mi noche oscura avance ya con vacilante paso.
Quiero que el sol que iluminó mi aurora sea el mismo sol que con su lumbre pura desvanezca las brumas de mi ocaso
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